Ocaso - Prólogo





Prólogo.



Todo comenzó cuando tenía 17 años con la repentina aparición de un hombre de unos 50 años llamado Allen Helmont, quien demostró su poder por primera vez en las elecciones Mundiales que fueron realizadas el 24 de Marzo de 2028, en Washington DC. Éste hombre tenía un respaldo económico, político y un carisma excepcional, que lo hacían un candidato imbatible, dejando a sus contendientes casi sin ninguna posibilidad de ganar. Su simpatía, su poder de convencimiento y propuestas, eran increíbles. Había gente que al principio estaba en su contra por su repentina aparición como un candidato independiente, pero al pasar el tiempo, comenzaron a apoyarlo de una manera muy efusiva, ganando arrolladoramente las elecciones.

Antes de que ganara Helmont, el mundo y específicamente Estados Unidos, pasaban por problemas adversos, haciendo que mucha gente de la población sufriera por la baja calidad de vida; tales como: la xenofobia que aumentaba  progresivamente en muchos países, la alta tasa de desempleo, un alto nivel de indigentes y pobreza, los desastres naturales que azotaban con mas frecuencia, la incrementación de la delincuencia, la creciente emancipación de enfermedades, y otras contrariedades que no pasaban desapercibidas. Sin embargo, al tomar el poder los problemas se convirtieron en humo y todo se fue solucionando en tan solo tres años. Y así la gente comenzó a tratarlo como un dios caído sobre la Tierra… como el mesías; ganándose los corazones de toda la gente.

Yo asistía a una universidad de alto rendimiento en Tokio, pero tuve que retirarme en mi último año, y esto sucedió porque a mi padre le ofrecieron defender un caso en Estados Unidos, específicamente en Nueva York. La persona a quien tenía que abogar, era uno de los actuales consejeros de Helmont, John Davies; el motivo del por qué este personaje buscó por su asistencia, sucedió, ya que la CIA y el FBI descubrieron su implicación en asuntos de lavados de dinero unos años antes de su consejería. Mi padre no quería inmiscuirse en un caso tan problemático como aquel, pero después de que el señor Davies le ofreciera buenas remuneraciones y alegara su completa inocencia, mi padre lo pensó y decidió hacerse cargo de éste.

Estuve muy triste por haberme mudado de Tokio, ya que tuve que dejar atrás a mi mejor amigo, Takeshi, quien me acompañó siempre desde que llegué a Japón.

Todo el asunto de Allen Helmont me parecía muy sospechoso y extraño, por lo que al llegar a Estados Unidos comencé una investigación para tratar de descubrir todo lo que me hacía dudar y especular en contra de él. Mi intuición me decía a gritos que había algo oscuro por descubrir.

Ya llevaba una semana de mi arribo a Manhattan y no había sucedido nada fuera de la rutina; aparte de que he estado la mayor parte de mi tiempo leyendo una que otra novela, dando uno que otro paseo por Nueva York y avanzando paso a paso en mi investigación, aunque realmente no he encontrado nada que satisfaga mis dudas…

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